Un reportaje publicado en la edición del pasado martes del The New York Times advierte en Barinas crece la polarización: los Chávez acumulan riqueza mientras la población teme por su vida. Ninguna otra región venezolana compite con Barinas, donde 7,2 de cada 100.000 habitantes son secuestrados por bandas armadas que prosperan gracias a la anarquía reinante, mientras la familia Chávez se adjudica cada vez más control del estado, agrega el reportaje.
El Nacional.- Barinas es célebre por dos cosas: por ser el bastión de la familia del presidente Chávez y el escenario de una aterradora ola de secuestros que la convierte en uno de los lugares de América Latina con mayores riesgos de rapto.
La advertencia forma parte de un reportaje publicado en la edición del pasado martes del The New York Times, en el que se apunta que a raíz de una oleada de crímenes que se ha acentuado en la última década, el índice de secuestros de Venezuela ha pasado a superar los índices de México y Colombia: hay dos secuestros por cada 100.000 habitantes, según cifras del Ministerio del Interior.
En Barinas, 7,2 de cada 100.000 habitantes son secuestrados por bandas armadas que prosperan por la anarquía reinante, mientras la familia Chávez se adjudica cada vez más control del estado.
Muchos residentes pobres aún veneran al presidente, nacido allí en la pobreza en 1954.
Pero la polarización se está volviendo más pronunciada, ya que muchos se sienten indignados ante la nueva prosperidad de los padres y hermanos de Chávez, quienes han gobernado el estado desde finales de la década de 1990. Mientras Barinas es un laboratorio de prueba para proyectos como la reforma agraria, problemas urgentes como los crímenes violentos pasan inadvertidos en las tantas vallas que proclaman y encomian la supremacía de la familia Chávez.
"La familia de Chávez acumula riquezas y poder, mientras el resto de nosotros teme por su vida", dijo Ángel Santamaría, un ganadero cuyo hijo, de 8 años de edad, fue secuestrado en mayo cuando iba a la escuela y liberado luego que se pagó.
El gobernador de Barinas, Adán Chávez, hermano mayor del Presidente y ex embajador en Cuba, declaró este mes que muchos de los secuestros podrían ser el resultado de los intentos de desestabilización por parte de la oposición, o de los llamados auto-secuestros: raptos orquestados para revelar los puntos débiles de las fuerzas de seguridad, o para arrancarle dinero a la propia familia. "Cada día que pasa, Barinas es más segura que antes", declaró el Gobernador en fecha reciente.
En una elección enturbiada por acusaciones de fraude, Adán Chávez llegó a la gobernación para relevar a su padre, Hugo de los Reyes Chávez, un maestro que había gobernado Barinas por más de una década junto con otro hermano del Presidente, Argenis, en la secretaría del estado.
Aníbal es otro hermano del caudillo, quien se desempeña como alcalde de Sabaneta, y Adeliz es uno de los mayores banqueros pertenecientes al Grupo Sofitasa, que casualmente tiene importantes negocios con el gobierno de Adán. Narciso, otro hermano, es encargado de los proyectos de cooperación con Cuba.
Además, el primo del Presidente, Asdrúbal, mantiene un puesto altísimo en Pdvsa.
Políticos que antes eran leales al Presidente, pero que ahora han roto relaciones con él, afirman que los Chávez han amasado una inmensa fortuna y vastas tierras en Barinas, a través de testaferros.
Disidentes. Wilmer Azuaje denunció ante la Fiscalía General y la Asamblea Nacional ganancias ilegales por el orden de $ 20 millones que la familia Chávez ha reunido desde 1998.
Sin embargo, tras una breve investigación, la Asamblea Nacional rechazó tales acusaciones. "Mientras el discurso de Chávez es de una retórica socialista, estamos descendiendo a un caos neocapitalista donde lo único que importa es el dinero", señaló Alberto Santelíz, el editor de La Prensa, un pequeño diario opositor.
Impotencia. Una de las causas del aumento de los secuestros es la inyección del dinero del petróleo en la economía local, que ha hecho que algunas familias acumulen fortunas instantáneas debido a su vinculación con grandes proyectos de infraestructura.
Un nuevo estadio de fútbol, construido bajo la supervisión de Adelis Chávez a un costo de más de $50 millones, sigue inconcluso dos años después de que se jugara allí un partido por primera vez. Muy cerca se yergue el inconcluso Museo de los Llanos, cuyo propósito era celebrar la cultura del lugar natal del presidente. Un gigantesco centro comercial se alza a medio construir después de que sus patrocinadores abandonaran el proyecto para escapar conflictos planteados por los sindicatos de la construcción.
Después de más de una década de control de la familia de Chávez en Barinas, el estado sigue siendo el más pobre de Venezuela con un ingreso familiar de $800 al mes, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas. Los secuestros, antes temidos tan sólo por los ricos, se han propagado hasta incluir a los pobres. En un incidente registrado a principios de este año, una niña de tres años de edad fue secuestrada en el barrio Mi Jardín, y cuando el secuestrador se enteró de que una nevera era el único artículo de valor que la madre de la pequeña poseía, le ordenó venderlo para pagar el rescate.
Especialistas en secuestros afirmaron que los secuestradores procedían de dos grupos rebeldes colombianos, una pequeña facción de guerrillas venezolanas llamada el Frente de Liberación Bolivariana, otras bandas criminales y policías corruptos. Sólo una minúscula fracción de los secuestros resulta en sentencias de prisión.
"Ante tal impunidad desenfrenada, ¿cómo puede el gobernador decir con cara dura que la gente se secuestra a sí misma?", inquirió Lucy Montoya, de 38 años edad y dueña de una tienda de equipos electrónicos cuya hermana, Doris, de 41 años y madre de tres hijos, fue secuestrada en marzo. Los secuestradores no la han liberado ni se han comunicado con la familia desde que recibieron el dinero del rescate en mayo. "La forma en que el Gobierno está manejando la crisis es una ofensa a nuestra dignidad como seres humanos".
En Barinas, las víctimas están furiosas por la inacción del Presidente y su familia. "Lo que nuestra dinastía gobernante nos dice es que somos prescindibles", declaró Rodolfo Peña, un comerciante de 38 años de edad que fue víctima de secuestro el año pasado. "La otra teoría es que están demasiado embriagados de poder como para darse cuenta del grave problema que yace a sus pies".
No hay comentarios:
Publicar un comentario