EFE.- El presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, viaja hoy en un avión venezolano con rumbo a Tegucigalpa, en cuyo aeropuerto se congregan miles de sus seguidores para darle la bienvenida, mientras el nuevo Gobierno propuso a la OEA un "diálogo de buena fe".
En declaraciones a Telesur desde el avión en el que vuela desde Washington hacia su país, Zelaya ordenó a los militares hondureños abrir el aeropuerto Toncontín para permitir la llegada de su vuelo, una semana después de su derrocamiento por un comando del Ejército.
El nuevo Gobierno hondureño, encabezado por Roberto Micheletti, advirtió esta mañana que no dejaría entrar la aeronave de Zelaya, "venga quien venga" en ella, una prohibición que aplica en todos los aeropuertos nacionales e internacionales del país.
Sin embargo, dicha advertencia no cambió los planes del depuesto presidente, quien partió desde Washington a las 19.10 GMT "en un avión pequeño que realmente puede cumplir con la posibilidad de ingresar al aeropuerto internacional de Tegucigalpa", según el canciller venezolano, Nicolás Maduro.
Alrededor de las 21.50 GMT, el gobernante depuesto, quien había llamado "al diálogo a todos los hondureños" y a deponer "todo acto de violencia", aseguró en pleno vuelo estar a 30 minutos del espacio aéreo de su país y que regresaba "en misión de paz, de diálogo".
En el mismo sentido se pronunció hoy el Gobierno interino, que extendió la mano a la OEA hoy por primera vez desde el golpe de Estado del 28 de junio, al proponer en una carta un "diálogo de buena fe" para resolver la grave crisis política que vive el país tras el derrocamiento de Zelaya.
En dicho diálogo, explicó en una misiva, participarían "los poderes del Estado de Honduras y una delegación de representantes de Estados miembros de la OEA junto con funcionarios de menor rango de la Secretaría General" de ese organismo.
Según la misiva, enviada al representante de la entidad interamericana en Tegucigalpa, Jorge Miranda, "una vez que las conversaciones alcancen el nivel apropiado, la Secretaría General (de la OEA) elevaría el rango de su representación".
Además, "mientras el diálogo de buena fe esté en curso, no han de producirse actos o situaciones que puedan poner en peligro la paz social de la República y comprometer el esfuerzo en las conversaciones", puntualizó la nota.
El gesto del Gobierno de Micheletti, quien ya había expresado su disposición a adelantar las elecciones de noviembre como una salida a la crisis, llegó un día después de que la OEA decidiera por unanimidad suspender a Honduras del organismo regional.
Mientras Micheletti y Zelaya llamaban al diálogo, decenas de miles de personas favorables al depuesto presidente hicieron retroceder el dispositivo de seguridad establecido por la policía y el Ejército en los alrededores el aeropuerto de Tegucigalpa.
Los manifestantes, que cantaron el himno nacional con el puño izquierdo levantado mientras rebasaban los retenes de unos policías y militares que pasaron de "guardianes a espectadores", cubren el amplio tramo de un bulevar frente del aeropuerto Toncontín, donde esperan recibir a Zelaya.
El derrocado mandatario se dirige a la capital hondureña en compañía del titular de la Asamblea General de la ONU, el ex canciller nicaragüense Miguel D'Escoto, después de una reunión con los presidentes de Ecuador, Rafael Correa; Argentina, Cristina Fernández, y Paraguay, Fernando Lugo.
En dicha cita, celebrada unas horas después de que la Asamblea General de la OEA suspendiera a Honduras del organismo regional por el golpe de Estado, se decidió que Correa, Fernández y Lugo viajarían a El Salvador para seguir de cerca los acontecimientos.
"Si Zelaya aterriza y considera oportuno que vayamos, iremos", dijo Correa, en una breve rueda de prensa en Washington, en la que precisó que el secretario general de la Organización de Estados Americanos, José Miguel Insulza, también viajaría con los gobernantes.
El secretario de comunicaciones de la Presidencia salvadoreña, David Rivas, confirmó a Efe que los tres mandatarios pidieron autorización para hacer una "escala técnica" en San Salvador, donde no se prevé una reunión con el presidente Mauricio Funes, pues no está en la ciudad.
En tanto, desde Honduras, Micheletti aseguró en una rueda de prensa que no permitiría la entrada al país del derrocado mandatario para evitar "conflictos internos" y que "en su momento" el gobernante podrá hacerlo, si es que desea entregarse a la justicia.
Zelaya es acusado en Honduras de abuso de autoridad, violación de los deberes de los funcionarios y traición a la patria, entre otros delitos, por los que podría ser condenado a 20 años de cárcel, según el fiscal general hondureño, Luis Rubí.
El nuevo jefe de Estado también denunció movimientos de "algunas tropas" nicaragüenses hacia la frontera común y pidió a los mandatarios de Nicaragua, Daniel Ortega, y Venezuela, Hugo Chávez, que respeten la soberanía del país.
Micheletti, quien admitió que podría tratarse de "pequeños grupos de tropas, posiblemente sin autorización misma de sus comandantes", pidió a Chávez, a quien responsabiliza de la crisis en su país, que deje de "estar agrediendo" a Honduras "a través de los medios de comunicación".
Desde Managua, Ortega respondió que era "totalmente falso" que el Ejército de este país hubiera desplazado tropas hacia la frontera norte con Honduras, mientras Chávez responsabilizó a los que "usurparon" el poder en Honduras por lo que le pueda pasar a Zelaya y a sus acompañantes.
Al presidir un desfile militar con motivo de la fiesta de la independencia venezolana, Chávez también confirmó que el avión en el que vuela Zelaya es venezolano, así como su tripulación.
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